María del Pilar Rubio Gómez, mamá de James Rodríguez.
Todas las madres luchan por sus hijos y se declaran felices de serlo. Pero ninguna tiene más motivos hoy para sentirse bendecida que María del Pilar Rubio Gómez. Ser la madre de ese zurdo temido por los arqueros más aguzados del mundo, de ese 10 puntos de la Selección Colombia de Pékerman, no es cualquier tiro al vacío. Es un golazo tan victorioso como los que hace su hijo, ese crack llamado James.
“Siempre he sido una mamá orgullosa, porque James desde que estaba pequeñito ha marcado muchas diferencias”, dice esta ibaguereña, que a pesar de haber sido madre tan joven, tuvo la intuición y la madurez para saber que su hijo marcaba la diferencia... y goles.
Con los pies sobre la tierra, lejos de la arrogancia que suele acompañar al éxito o la fama, Pilar Rubio se siente “no solo orgullosa de ser la mamá de James, sino también de Juana Valentina, porque mi Dios me dio una bendición muy grande con mis hijos. Y no lo digo tanto por el futbolista, sino por la persona, porque es excelente”.
Quizás su hija no tenga la misma exposición mediática de James, pero Pilar saca a relucir su casta de madre incondicional: los ama a ambos. Y si se trata de James, es porque su calidad humana es igual o mayor que la que exhibe con el balón en sus pies.
Todo el año millones de fanáticos trinan y le dan me gusta a James en redes sociales, pero ¿cuándo se habla la persona que ha estado en la sombra del flamante jugador del Real Madrid?
Si bien el cucuteño-ibaguereño tiene los genes futbolísticos de su padre, Wilson James Rodríguez, exjugador del Cúcuta Deportivo, la artífice de su carrera deportiva es Pilar, una mujer que ha corrido detrás de James toda su vida como él detrás del esférico.
Desde que nació en Cúcuta, mientras se formó en Ibagué, cuando se consolidó en Medellín y hasta cuando partió con escasos 16 años hacia Argentina, Pilar siempre ha seguido los pasos de su primogénito.
“Soy de Ibagué, de familia ciento por ciento ibaguereña, con cuatro hermanos y gracias a Dios mis padres aún los tengo”, dice esta mujer que creció en el barrio Jordán de Ibagué y es bachiller egresada del Liceo Nacional.
Muy joven dejó su ciudad para ir con su entonces esposo, Wilson James Rodríguez, mientras él jugaba con los motilones. Fue en la frontera con Venezuela donde James vio la luz del sol ese 12 de julio de 1991 (23 años). Pero dada la separación de la pareja, Pilar regresó a Ibagué con su hijo antes de que él cumpliera 2 años y donde rehizo su vida junto a Juan Carlos Restrepo.
Allí, en la cancha del barrio Jordán y del Parque Deportivo, ella vio sus primeras carreras, patear sus primeros balones con esa zurda prodigiosa que hoy les da escalofríos a los más aguzados zagueros y porteros del mundo.
Y comprendió que lo de su hijo era el balón y empezó a apoyar ese proyecto. Cuando su padrastro, Restrepo, lo matriculó en la Academia Tolimense de Fútbol, Pilar estuvo de acuerdo. Esa formación técnica a temprana edad es la que hoy exhibe potencializada a su máxima expresión. Ella no se obsesionó con los lugares comunes de las mamás: “Quiero que mi hijo sea pianista” o “él va a estudiar medicina”. Ella valoró a tiempo su destreza para el fútbol. Y se dedicó a formarlo, no a transformarlo.
Y fue dando resultado. El pequeño James levantó su primer trofeo en el Pony Fútbol, el torneo para categoría infantil, cuando aún era un chiquillo de dientes recién mudados y pelo despeinado. Y con solo 12 años, salió a buscar nuevas experiencias en el Envigado, de Medellín. Allá fue a vivir Pilar y su familia, para acompañar al nuevo prospecto del fútbol nacional.
La psicóloga Rocío Hernández, directora de As Buena Vida, destacó para la revista Fucsia el rol proactivo y propositivo de la madre de James. Pilar contó entonces que “todo aquel esfuerzo de quedarse pateando tiros libres y haciendo explosiones de velocidad después de los entrenamientos no quedaron en vano: el chico a los 14 años ya entrenaba con el cuadro profesional” y su mamá tuvo que ir a la Secretaría de Educación de Envigado para que lo dejaran terminar el bachillerato por ciclos.
La psicóloga explica que Pilar actuó como una madre que “no se hace víctima o pequeña ante su hijo, al verlo caminar por una vía diferente a la tradicional. No se asusta, no amenaza a su hijo con un infarto si continúa en una profesión no tradicional que no ‘asegura futuro alguno’. Por el contrario, lo deja libre en su vocación, lo apoya (...) y toma la responsabilidad de ir retirando obstáculos, para que su hijo se convierta en aquello que él está mostrando desea ser: un jugador de fútbol profesional. Aquí se ve cómo la madre permanece en su sitio de grande, permitiendo a su hijo crecer a su propio ritmo”, analiza.
Ese apoyo materno le dio seguridad para que brillara, anotara y sumara puntos, mientras se formaba, triunfaba como campeón de la B con los naranjas de Envigado y partía al Banfield, de Argentina, con solo 16 años. Se fue solo, pero a los tres meses Pilar se trasteó a Buenos Aires, para brindarle ese apoyo que un chico de su edad necesita para probar suerte en un equipo profesional en un país ajeno.
¿Y cómo es el volante creativo de la Selección Colombia en casa? Es muy alegre, extrovertido, tranquilo, de poca rumba, muy familiar, prefiere una finca con la familia que una rumba en una discoteca, dice Pilar.
“Es demasiado correcto, es dado a las personas, pero también es muy delicado y si una persona le hace algo que no le guste, se le sale del corazón y no vuelve, no pone problemas, pero sé cuándo está bien o mal porque es muy serio, demasiado derecho, yo le digo que tengo un viejito en la casa (risas)”, le confesó ella a Colprensa.
De su carisma y talento de James, Pilar identifica algo especial: “lo que James se propone, lo hace, porque es un ganador de tiempo completo, su mentalidad y la pasión con la que ejerce su profesión, es enorme, eso es lo que lo ha llevado a que logre sus objetivos tan rápido”, declaró.
Y complementó: “Ese chip especial, estoy segura, venía con él, nació con él, porque hay cosas en las que uno como mamá los puede apoyar y les puede guiar, pero el que no quiere, no quiere y ya, pero él es diferente y venía con ese chip ganador”, explicó esta madre también ganadora en la formación que le dio a su hijo.
Es que una clave en el vertiginoso ascenso de James fue que sus padres, en especial, su mamá, tomaron las decisiones correctas, en el momento justo. “Debíamos ser muy inteligentes en saber que James iba cumpliendo procesos, aprendimos a asimilar que en cada equipo donde estábamos, ya no había nada nuevo por hacer, ya había aprendido lo que tenía que aprender. Por eso le doy gracias a Dios, que no nos dejó equivocar, tomamos siempre las mejores decisiones”, comentó Pilar.
Lejos del nido
Uno de los momentos más difíciles, reconoce Pilar, fue cuando el ‘nene’ de la casa se fue a probar en otro país, en otra cultura. “Es duro cuando se te va de la casa, cuando se fue a Argentina, al poco tiempo me fui a vivir allá. Cuando se fue a Portugal, me quedé (en Colombia), pero cuando puedo estar con él, estoy donde sea”, reveló.
Sin embargo, el viaje a Europa marcó una nueva etapa, ya que el 24 de diciembre de ese año se casó con Daniela Ospina, hermana de David Ospina, portero de la Selección Colombia. Un paso que muchos creyeron prematuro, pero que fue apoyado por las familias Rubio y Ospina.
“El matrimonio de James me pareció súper bien, porque creo que el futbolista vive la vida de una forma más acelerada que cualquier persona”, dijo Pilar. “Prefiero que esté juicioso con la esposa que lo cuida, y no haciendo locuras. Son jóvenes, sí, las personas dicen que por qué, pero es cuestión de James y Daniela, ellos viven bien, son felices y creo que la madurez no está en la edad”, analizó la mamá con pulcritud de psicóloga.
Actitud que ponderó Hernández: “Su hijo se casa y no vuelve de ello una tragedia, sino una alegría. Comprende que a partir de ese momento su función es otra, ya no es dirigir, solo aconsejar cuando el hijo lo permita. Con esta actitud Pilar permite que su hijo crezca y conforme la nueva familia”, escribió la especialista.
De igual forma, desde que James firmó con Banfield (a los 16 años), ella no volvió a influir en los temas económicos ni profesionales de James. “Consejos no faltan, las mamás son sabias y tienen el sexto sentido puesto en el mejor escenario”, admitió. Lo que también alabó la psicóloga: “Ella deja de administrar los asuntos de su hijo cuando él se hace adulto y se responsabiliza de su propia economía y vida laboral”.
Eso ha facilitado que él adquiera madurez, dice ella. “James ha aprendido de todas las amistades del fútbol; por los equipos que va, de los técnicos, de los compañeros, y como su característica es absorber lo mejor de cada persona, entonces no le conozco mañas (risas)”, dice como toda mamá que no ve defectos en su prole.
Salvo algo con lo que Pilar no ha podido: “Lo único que le he tenido que prohibir es que juegue tanto Play Station, es impresionante, y todavía no lo supera, ahora le toca a Dani (risas)”, dijo refiriéndose a la esposa.
Claro, Pilar no podía faltar en la cita mundialista de Brasil 2014. Allí formó con el equipo Hinchas Inseparables y vio triunfar a su hijo con la selección que puso a vibrar a 44 millones de colombianos. “Hace 10 años James estaba levantando el trofeo de Ponyfútbol”, recordó entonces la orgullosa mamá. “Es algo impresionante, porque su carrera ha sido a mil por hora, pero no le ha quedado grande, él ha demostrado que para jugar no le tienen que pedir cédula”.
Su rol ha sido tan positivo, que hasta el papá de él le reconoce sus méritos: “La persona clave en la trayectoria de James es la mamá. La mamá estuvo en todas partes con él, de arriba para abajo. Ella es la que tiene que ganarse todos los aplausos”, dijo Wilson James Rodríguez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario